1) MIRA
A TU HIJO CON OJOS POSITIVOS.
Nadie es irresponsable, dependiente,
miedoso, desordenado, ni nadie es fracasado escolar. Nadie “es” todos “hacemos”
cosas, que pueden aprenderse de otra forma.
2) ENSÉÑALE
A SER AUTÓNOMO.
Estimula su independencia,
adaptándote a su edad: así aprenderá a vivir los cambios y lo desconocido,
aprenderán a decidir y a ser responsables.
3) PASA
DE LA NORMA AL
PATRÓN PERSONAL.
A corto plazo puedes poner normas
para que tus hijos sean obedientes, ordenados o estudiosos. Pero si optas por
enseñarles a hacerlo siguiendo patrones personales autónomos, lo aprenderán
para siempre.
4) SÉ
EXIGENTE EN CLAVE POSITIVA.
Tus hijos crecerán más si tiene una
imagen positiva de sí mismos. Cuando logres esto, puedes hacer críticas
puntuales sobre hechos concretos, sin generalizar, en privado y sin comparar.
5) TOCA
Y ABRAZA A TU HIJO.
Repite siete veces al día “te quiero
mucho” y da muestras físicas de afecto, que respalden lo que dices para que tus
hijos se sientan respaldados, abiertos, confiados.
6) ALFABETIZA
SUS SENTIMIENTOS.
Cuando nos sentimos mal nos volvemos
torpes y nos olvidamos de lo que sabemos
hacer. Si ignoras los sentimientos ellos seguirán gobernando tu vida sin
dirección. Aprended más vocabulario sobre sentimientos, aprended a
identificarlos y a expresarlos para crear climas cálidos. Es más fácil de lo
que parece: todos los días oímos música, contamos cuentos y noticias repletos
de sentimientos.
7) NO
UTILICES EL VERBO SER.
Para recriminarle. Un niño puede
fracasar a veces, pero no es un fracaso. Un niño puede suspender algo, pero no
es un fracaso escolar. Un niño puede crear conflictos pero no es un inadaptado.
Puede hablar poco pero no es un tímido.
8) TRÁTALE
“COMO SI…”
Como si fuera comunicativo y le
gustase hablar, como si fuera generoso y le gustara ayudar, como si fuera
valiente y no tuviera reparo en lanzarse…
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