La autoestima es el conjunto de creencias o sentimientos que
tenemos hacia nosotros mismos. La manera como nos definimos influye en nuestras
motivaciones, actitudes y comportamientos, e influye en nuestra respuesta
emocional.
La autoestima también puede definirse como sentimientos de
capacidad combinados con el sentimiento de ser amado. Aquí es donde nosotros podemos
desempeñar un papel importante para favorecer que nuestro hijo tenga una
autoestima sana. Es necesario alcanzar un equilibrio correcto.
Los niños pequeños cuando aprenden a hacer algo nuevo experimentan
un sentimiento de logro que refuerza su autoestima, la implicación parental es
fundamental para ayudar a los niños a formarse percepciones de ellos mismos
sanas y positivas.
Los niños que se sienten bien con ellos mismos son capaces de
manejar mejor los conflictos y de resistir a las presiones negativas. Tienden a
sonreír con mayor facilidad y a disfrutar de la vida.
Por el contrario, para los niños con baja autoestima, los desafíos
pueden ser fuentes importantes de ansiedad y frustración. Las personas que
tienen una baja opinión de ellas mismas tienen dificultades para encontrar
soluciones a los problemas. Si tienen pensamientos autocríticos como "no
soy suficientemente bueno" o "no puedo hacer nada bien", pueden
volverse pasivos, retraídos y deprimidos. Cuando tienen que hacer frente a un
nuevo reto, su respuesta inmediata es "no puedo".
En ocasiones tan solo es necesario un empujoncito y que un adulto crea en ellos.
¡UNA AUTOESTIMA SANA ES LA ARMADURA QUE
PROTEGERÁ A SU HIJO
FRENTE A LOS DESAFÍOS DE LA VIDA !
El
PUNTO. PETER H. REYNOLDS.