·
No me des todo lo que pido.
A veces
solo pido para ver cuanto puedo coger.
·
No me grites.
Te respeto
menos cuando lo haces; Y me enseñas a gritar a mí también. Y yo no quiero hacerlo.
·
No me des siempre órdenes.
Si en vez
de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo las haría más rápido y con más
gusto.
·
Cumple las promesas, buenas o malas.
Si me
prometes un premio, dámelo; pero también si es un castigo.
·
No me compares con nadie, especialmente
con mi hermano o hermana.
Si tu me
haces sentir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces sentir
peor que los demás, seré yo quien sufra.
·
No cambies de opinión tan a menudo sobre
lo que debo hacer.
Decide y
mantén tu decisión. Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, yo
nunca podré aprender.
· No digas mentiras delante de mí, ni me
pidas que lo haga por ti, aunque sea pasa sacarte de un apuro.
Me haces sentir mal y perder la fe en lo que
me dices.
·
Cuando yo haga algo malo, no me exijas
que te diga por qué lo hice.
A veces ni
yo mismo lo sé. Cuando estás equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión
que yo tengo de ti. Así me enseñarás a admitir
mis equivocaciones también.
· Trátame con la misma amabilidad y
cordialidad con que tratas a tus amigos.
·
No me digas que haga las cosas, si tú no
las haces.
Yo
aprenderé lo que tú hagas aunque no lo digas.
· Cuando te cuente un problema mío, no me
digas “no tengo tiempo para bobadas” o “eso no tiene importancia”.
Trata de
comprenderme y ayudarme.
¡QUIÉREME Y DÍMELO, A MÍ ME GUSTA OÍRTELO DECIR, AUNQUE NO
CREAS NECESARIO DECÍRMELO!
El mismo texto en un hermoso vídeo:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=buWA4SvbZOE