"Mis padres me han dado tanto poder
que ahora no sé qué hacer con él"
Si tu hijo se enfada, llora y patalea si no le das lo que
quiere, si tiene malas maneras, desprecia la autoridad, si ha pasado de ser el
rey de la casa a un dictador absoluto…………… ¡ponte firme ya!.
El psicólogo y pedagogo Javier Urra en su libro “El
pequeño dictador” habla de la peculiar epidemia que afecta a muchos niños del
siglo XXI: “son unos niños caprichosos, sin límites, que dan órdenes a los
padres, organizan la vida familiar y chantajean a todo aquel que intenta
frenarlos. Quieren ser constantemente el centro de atención; son desobedientes,
desafiantes y no aceptan la frustración”. En su opinión la culpa es de una
sociedad que educa a los niños en sus derechos, pero no en sus deberes”, donde
ha calado de forma equívoca el lema “no poner límites y dejar hacer”; además el
hecho de que algunos padres no ejerzan
su labor se debe a una falta de criterios educativos que intentan compensar la
falta de tiempo y dedicación a los hijos permitiéndoles todo con tal de no
discutir.
Según Laura García
Agustín la causa fundamental de que muchos niños hayan cogido el terreno a sus progenitores está muy clara: “los padres
han huido del viejo modelo autoritario y han pasado al otro extremo, siendo
excesivamente permisivos y tolerantes, lo cual es un error fatal”.
Los principales síntomas son:
· O se hace lo que ellos quieren o acaban por dificultar en
extremo la convivencia.
· Se les ha consentido todo y se creen con derecho a todo,
de ahí que sean caprichosos en extremo. No
muestran reparo en molestar a los demás, pero no toleran que se les
moleste a ellos.
· Tienen una autoestima exacerbada y un ego excesivo pero
no por sus logros personales, sino como resultado de una sobreprotección
excesiva ejercida por los padres.
· Sólo piensan en sí mismos y en satisfacer sus necesidades,
con una escasísima resistencia a la frustración y con una grave dificultad para
demorar cualquier tipo de gratificación: lo que quieren lo quieren ya.
Desconocen el valor de las cosas.
· No conocen los límites ni la palabra no. Han aprendido a
chantajear para conseguir lo que quieren; a amenazar sin ningún tipo de pudor,
con tal de salirse con la suya.
Mª Jesús Álava Reyes especialista en temas de conducta infantil y juvenil
comenta que estos niños no han nacido para hacer la vida imposible a sus padres
y profesores, no persiguen el fracaso y
la desesperación de los que están a su lado, buscan su apoyo y su ayuda para
salir adelante, para sentirse bien consigo mismos, para tener alguna opción de
ser como los demás, eres tú, su padre/madre el que lo ha convertido en un mini
tirano.
¿Qué puedes hacer?
·
Recupera las riendas.
· Aplica las tres ces. Coherencia: unidad de criterios
entre los padres. Consistencia: el sí es el sí y el no es el no. Continuidad:
ser coherente y consistente de forma
permanente.
·
Muéstrate seguro. La insistencia de los niños es
directamente proporcional a la mayor o menor seguridad con la que se muestren
sus padres.
·
Ponle límites con buen rollo. La autoridad no está reñida
con el cariño, y la firmeza no es sinónimo de gritos ni de faltas de respeto.
·
Restituye el papel del no.
Fuente: Revista Telva
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